LA HISTORIA
DE LOS HOMBRES FUERTES DEL PUEBLO DE ISRAEL.
1ra. de
Samuel. 8:1 Aconteció
que habiendo Samuel envejecido, puso a sus hijos por jueces sobre Israel.
8:2 Y el
nombre de su hijo primogénito fue Joel, y el nombre del segundo, Abías; y eran
jueces en Beerseba.
8:3 Pero no
anduvieron los hijos por los caminos de su padre, antes se volvieron tras la
avaricia, dejándose sobornar y pervirtiendo el derecho.
8:4 Entonces
todos los ancianos de Israel se juntaron, y vinieron a Ramá para ver a Samuel,
8:5 y le
dijeron: He aquí tú has envejecido, y tus hijos no andan en tus caminos; por
tanto, constitúyenos ahora un rey que nos juzgue, como tienen todas las naciones.
8:6 Pero no
agradó a Samuel esta palabra que dijeron: Danos un rey que nos juzgue. Y Samuel
oró a Jehová.
8:7 Y dijo
Jehová a Samuel: Oye la voz del pueblo en todo lo que te digan; porque no te
han desechado a ti, sino a mí me han desechado, para que no reine sobre ellos.
9:1 Había un
varón de Benjamín, hombre valeroso, el cual se llamaba Cis, hijo de Abiel, hijo
de Zeror, hijo de Becorat, hijo de Afía, hijo de un benjamita.
9:2 Y tenía
él un hijo que se llamaba Saúl, joven y hermoso. Entre los hijos de Israel no
había otro más hermoso que él; de hombros arriba sobrepasaba a cualquiera del
pueblo.
9:27 Y
descendiendo ellos al extremo de la ciudad, dijo Samuel a Saúl: Di al criado
que se adelante (y se adelantó el criado), más espera tú un poco para que te
declare la palabra de Dios.
10:1 Tomando
entonces Samuel una redoma de aceite, la derramó sobre su cabeza, y lo besó, y
le dijo: ¿No te ha ungido Jehová por príncipe sobre su pueblo Israel?
10:24 Y
Samuel dijo a todo el pueblo: ¿Habéis visto al que ha elegido Jehová, que no
hay semejante a él en todo el pueblo? Entonces el pueblo clamó con alegría,
diciendo: ¡Viva el rey!
10:25 Samuel
recitó luego al pueblo las leyes del reino, y las escribió en un libro, el cual
guardó delante de Jehová.
10:26 Y
envió Samuel a todo el pueblo cada uno a su casa. Saúl también se fue a su casa
en Gabaa, y fueron con él los hombres de guerra cuyos corazones Dios había
tocado.
10:27 Pero
algunos perversos dijeron: ¿Cómo nos ha de salvar éste? Y le tuvieron en poco,
y no le trajeron presente; mas él disimuló.
11:15 Y fue
todo el pueblo a Gilgal, e invistieron allí a Saúl por rey delante de Jehová en
Gilgal. Y sacrificaron allí ofrendas de paz delante de Jehová, y se alegraron
mucho allí Saúl y todos los de Israel.
12:1 Dijo
Samuel a todo Israel: He aquí, yo he oído vuestra voz en todo cuanto me habéis
dicho, y os he puesto rey.
12:2 Ahora,
pues, he aquí vuestro rey va delante de vosotros. Yo soy ya viejo y lleno de
canas; pero mis hijos están con vosotros, y yo he andado delante de vosotros
desde mi juventud hasta este día.
EL PRIMER
PECADO DE SAÚL CONTRA DIOS.
13:5
Entonces los filisteos se juntaron para pelear contra Israel, treinta mil
carros, seis mil hombres de a caballo, y pueblo numeroso como la arena que está
a la orilla del mar; y subieron y acamparon en Micmas, al oriente de Bet-avén.
13:6 Cuando
los hombres de Israel vieron que estaban en estrecho (porque el pueblo estaba
en aprieto), se escondieron en cuevas, en fosos, en peñascos, en rocas y en
cisternas.
13:7 Y
algunos de los hebreos pasaron el Jordán a la tierra de Gad y de Galaad; pero
Saúl permanecía aún en Gilgal, y todo el pueblo iba tras él temblando.
13:8 Y él
esperó siete días, conforme al plazo que Samuel había dicho; pero Samuel no
venía a Gilgal, y el pueblo se le desertaba.
13:9
Entonces dijo Saúl: Traedme holocausto y ofrendas de paz. Y ofreció el
holocausto.
13:10 Y
cuando él acababa de ofrecer el holocausto, he aquí Samuel que venía; y Saúl
salió a recibirle, para saludarle.
13:11
Entonces Samuel dijo: ¿Qué has hecho? Y Saúl respondió: Porque vi que el pueblo
se me desertaba, y que tú no venías dentro del plazo señalado, y que los
filisteos estaban reunidos en Micmas,
13:12 me
dije: Ahora descenderán los filisteos contra mí a Gilgal, y yo no he implorado
el favor de Jehová. Me esforcé, pues, y ofrecí holocausto.
13:13
Entonces Samuel dijo a Saúl: Locamente has hecho; no guardaste el mandamiento
de Jehová tu Dios que él te había ordenado; pues ahora Jehová hubiera
confirmado tu reino sobre Israel para siempre.
13:14 Más
ahora tu reino no será duradero. Jehová se ha buscado un varón conforme a su
corazón, al cual Jehová ha designado para que sea príncipe sobre su pueblo, por
cuanto tú no has guardado lo que Jehová te mandó.
SEGUNDO
PECADO DE SAÚL CONTRA DIOS. DESOBEDECIÓ.
15:1 Después
Samuel dijo a Saúl: Jehová me envió a que te ungiese por rey sobre su pueblo
Israel; ahora, pues, está atento a las palabras de Jehová.
15:2 Así ha
dicho Jehová de los ejércitos: Yo castigaré lo que hizo Amalec a Israel al
oponérsele en el camino cuando subía de Egipto.
15:3 Ve,
pues, y hiere a Amalec, y destruye todo lo que tiene, y no te apiades de él;
mata a hombres, mujeres, niños, y aun los de pecho, vacas, ovejas, camellos y
asnos.
15:4 Saúl,
pues, convocó al pueblo y les pasó revista en Telaim, doscientos mil de a pie,
y diez mil hombres de Judá.
15:5 Y
viniendo Saúl a la ciudad de Amalec, puso emboscada en el valle.
15:6 Y dijo
Saúl a los ceneos: Idos, apartaos y salid de entre los de Amalec, para que no
os destruya juntamente con ellos; porque vosotros mostrasteis misericordia a
todos los hijos de Israel, cuando subían de Egipto. Y se apartaron los ceneos
de entre los hijos de Amalec.
15:7 Y Saúl
derrotó a los amalecitas desde Havila hasta llegar a Shur, que está al oriente
de Egipto.
15:8 Y tomó
vivo a Agag rey de Amalec, pero a todo el pueblo mató a filo de espada.
15:9 Y Saúl
y el pueblo perdonaron a Agag, y a lo mejor de las ovejas y del ganado mayor,
de los animales engordados, de los carneros y de todo lo bueno, y no lo
quisieron destruir; mas todo lo que era vil y despreciable destruyeron.
15:10 Y vino
palabra de Jehová a Samuel, diciendo:
15:11 Me
pesa haber puesto por rey a Saúl, porque se ha vuelto de en pos de mí, y no ha
cumplido mis palabras. Y se apesadumbró Samuel, y clamó a Jehová toda aquella
noche.
15:12
Madrugó luego Samuel para ir a encontrar a Saúl por la mañana; y fue dado aviso
a Samuel, diciendo: Saúl ha venido a Carmel, y he aquí se levantó un monumento,
y dio la vuelta, y pasó adelante y descendió a Gilgal.
15:13 Vino,
pues, Samuel a Saúl, y Saúl le dijo: Bendito seas tú de Jehová; yo he cumplido
la palabra de Jehová.
15:14 Samuel
entonces dijo: ¿Pues qué balido de ovejas y bramido de vacas es este que yo
oigo con mis oídos?
15:15 Y Saúl
respondió: De Amalec los han traído; porque el pueblo perdonó lo mejor de las
ovejas y de las vacas, para sacrificarlas a Jehová tu Dios, pero lo demás lo
destruimos.
15:16
Entonces dijo Samuel a Saúl: Déjame declararte lo que Jehová me ha dicho esta
noche. Y él le respondió: Di.
15:17 Y dijo
Samuel: Aunque eras pequeño en tus propios ojos, ¿no has sido hecho jefe de las
tribus de Israel, y Jehová te ha ungido por rey sobre Israel?
15:18 Y
Jehová te envió en misión y dijo: Ve, destruye a los pecadores de Amalec, y
hazles guerra hasta que los acabes.
15:19 ¿Por
qué, pues, no has oído la voz de Jehová, sino que vuelto al botín has hecho lo
malo ante los ojos de Jehová?
15:20 Y Saúl
respondió a Samuel: Antes bien he obedecido la voz de Jehová, y fui a la misión
que Jehová me envió, y he traído a Agag rey de Amalec, y he destruido a los
amalecitas.
15:21 Mas el
pueblo tomó del botín ovejas y vacas, las primicias del anatema, para ofrecer
sacrificios a Jehová tu Dios en Gilgal.
15:22 Y
Samuel dijo: ¿Se complace Jehová tanto en los holocaustos y víctimas, como en
que se obedezca a las palabras de Jehová? Ciertamente el obedecer es mejor que
los sacrificios, y el prestar atención que la grosura de los carneros.
15:23 Porque
como pecado de adivinación es la rebelión, y como ídolos e idolatría la
obstinación. Por cuanto tú desechaste la palabra de Jehová, él también te ha
desechado para que no seas rey.
15:24
Entonces Saúl dijo a Samuel: Yo he pecado; pues he quebrantado el mandamiento
de Jehová y tus palabras, porque temí al pueblo y consentí a la voz de ellos.
Perdona, pues, ahora mi pecado,
15:25 y
vuelve conmigo para que adore a Jehová.
15:26 Y
Samuel respondió a Saúl: No volveré contigo; porque desechaste la palabra de
Jehová, y Jehová te ha desechado para que no seas rey sobre Israel.
15:27 Y
volviéndose Samuel para irse, él se asió de la punta de su manto, y éste se
rasgó.
15:28
Entonces Samuel le dijo: Jehová ha rasgado hoy de ti el reino de Israel, y lo
ha dado a un prójimo tuyo mejor que tú.
15:29
Además, el que es la Gloria de Israel no mentirá, ni se arrepentirá, porque no
es hombre para que se arrepienta.
15:32
Después dijo Samuel: Traedme a Agag rey de Amalec. Y Agag vino a él
alegremente. Y dijo Agag: Ciertamente ya pasó la amargura de la muerte.
15:33 Y
Samuel dijo: Como tu espada dejó a las mujeres sin hijos, así tú madre será sin
hijo entre las mujeres. Entonces Samuel cortó en pedazos a Agag delante de
Jehová en Gilgal.
15:34 Se fue
luego Samuel a Ramá, y Saúl subió a su casa en Gabaa de Saúl.
15:35 Y
nunca después vio Samuel a Saúl en toda su vida; y Samuel lloraba a Saúl; y
Jehová se arrepentía de haber puesto a Saúl por rey sobre Israel.
EL PROFETA
SAMUEL UNGE A DAVID COMO REY DE ISRAEL.
16:1 Dijo
Jehová a Samuel: ¿Hasta cuándo llorarás a Saúl, habiéndolo yo desechado para
que no reine sobre Israel? Llena tu cuerno de aceite, y ven, te enviaré a Isaí
de Belén, porque de sus hijos me he provisto de rey.
16:2 Y dijo
Samuel: ¿Cómo iré? Si Saúl lo supiera, me mataría. Jehová respondió: Toma
contigo una becerra de la vacada, y di: A ofrecer sacrificio a Jehová he
venido.
16:3 Y llama
a Isaí al sacrificio, y yo te enseñaré lo que has de hacer; y me ungirás al que
yo te dijere.
16:4 Hizo,
pues, Samuel como le dijo Jehová; y luego que él llegó a Belén, los ancianos de
la ciudad salieron a recibirle con miedo, y dijeron: ¿Es pacífica tu venida?
16:5 El
respondió: Sí, vengo a ofrecer sacrificio a Jehová; santificaos, y venid
conmigo al sacrificio. Y santificando él a Isaí y a sus hijos, los llamó al
sacrificio.
16:6 Y
aconteció que cuando ellos vinieron, él vio a Eliab, y dijo: De cierto delante
de Jehová está su ungido.
16:7 Y
Jehová respondió a Samuel: No mires a su parecer, ni a lo grande de su
estatura, porque yo lo desecho; porque Jehová no mira lo que mira el hombre;
pues el hombre mira lo que está delante de sus ojos, pero Jehová mira el
corazón.
6:11
Entonces dijo Samuel a Isaí: ¿Son éstos todos tus hijos? Y él respondió: Queda
aún el menor, que apacienta las ovejas. Y dijo Samuel a Isaí: Envía por él,
porque no nos sentaremos a la mesa hasta que él venga aquí.
16:12 Envió,
pues, por él, y le hizo entrar; y era rubio, hermoso de ojos, y de buen
parecer. Entonces Jehová dijo: Levántate y úngelo, porque éste es.
16:13 Y
Samuel tomó el cuerno del aceite, y lo ungió en medio de sus hermanos; y desde
aquel día en adelante el Espíritu de Jehová vino sobre David. Se levantó luego
Samuel, y se volvió a Ramá.
16:14 El
Espíritu de Jehová se apartó de Saúl, y le atormentaba un espíritu malo de
parte de Jehová.
16:15 Y los
criados de Saúl le dijeron: He aquí ahora, un espíritu malo de parte de Dios te
atormenta.
16:16 Diga,
pues, nuestro señor a tus siervos que están delante de ti, que busquen a alguno
que sepa tocar el arpa, para que cuando esté sobre ti el espíritu malo de parte
de Dios, él toque con su mano, y tengas alivio.
16:17 Y Saúl
respondió a sus criados: Buscadme, pues, ahora alguno que toque bien, y
traédmelo.
16:18
Entonces uno de los criados respondió diciendo: He aquí yo he visto a un hijo
de Isaí de Belén, que sabe tocar, y es valiente y vigoroso y hombre de guerra,
prudente en sus palabras, y hermoso, y Jehová está con él.
16:19 Y Saúl
envió mensajeros a Isaí, diciendo: Envíame a David tu hijo, el que está con las
ovejas.
16:20 Y tomó
Isaí un asno cargado de pan, una vasija de vino y un cabrito, y lo envió a Saúl
por medio de David su hijo.
16:21 Y
viniendo David a Saúl, estuvo delante de él; y él le amó mucho, y le hizo su
paje de armas.
16:22 Y Saúl
envió a decir a Isaí: Yo te ruego que esté David conmigo, pues ha hallado
gracia en mis ojos.
16:23 Y
cuando el espíritu malo de parte de Dios venía sobre Saúl, David tomaba el arpa
y tocaba con su mano; y Saúl tenía alivio y estaba mejor, y el espíritu malo se
apartaba de él.
GOLIAT EL
GIGANTE ES ENEMIGO DE ISRAEL.
17:1 Los
filisteos juntaron sus ejércitos para la guerra, y se congregaron en Soco, que
es de Judá, y acamparon entre Soco y Azeca, en Efes-damim.
17:5 Y traía
un casco de bronce en su cabeza, y llevaba una cota de malla; y era el peso de
la cota cinco mil siclos de bronce.
17:6 Sobre
sus piernas traía grebas de bronce, y jabalina de bronce entre sus hombros.
17:7 El asta
de su lanza era como un rodillo de telar, y tenía el hierro de su lanza
seiscientos siclos de hierro; e iba su escudero delante de él.
17:8 Y se
paró y dio voces a los escuadrones de Israel, diciéndoles: ¿Para qué os habéis
puesto en orden de batalla? ¿No soy yo el filisteo, y vosotros los siervos de
Saúl? Escoged de entre vosotros un hombre que venga contra mí.
17:9 Si él
pudiere pelear conmigo, y me venciere, nosotros seremos vuestros siervos; y si
yo pudiere más que él, y lo venciere, vosotros seréis nuestros siervos y nos
serviréis.
17:10 Y
añadió el filisteo: Hoy yo he desafiado al campamento de Israel; dadme un
hombre que pelee conmigo.
DAVID ENFRENTA
AL GIGANTE GOLIAT.
17:20 Se
levantó, pues, David de mañana, y dejando las ovejas al cuidado de un guarda,
se fue con su carga como Isaí le había mandado; y llegó al campamento cuando el
ejército salía en orden de batalla, y daba el grito de combate.
17:21 Y se
pusieron en orden de batalla Israel y los filisteos, ejército frente a ejército.
17:22
Entonces David dejó su carga en mano del que guardaba el bagaje, y corrió al
ejército; y cuando llegó, preguntó por sus hermanos, si estaban bien.
17:23
Mientras él hablaba con ellos, he aquí que aquel paladín que se ponía en medio
de los dos campamentos, que se llamaba Goliat, el filisteo de Gat, salió de
entre las filas de los filisteos y habló las mismas palabras, y las oyó David.
17:24 Y
todos los varones de Israel que veían aquel hombre huían de su presencia, y
tenían gran temor.
17:25 Y cada
uno de los de Israel decía: ¿No habéis visto aquel hombre que ha salido? Él se
adelanta para provocar a Israel. Al que le venciere, el rey le enriquecerá con
grandes riquezas, y le dará su hija, y eximirá de tributos a la casa de su
padre en Israel.
17:26
Entonces habló David a los que estaban junto a él, diciendo: ¿Qué harán al
hombre que venciere a este filisteo, y quitare el oprobio de Israel? Porque
¿quién es este filisteo incircunciso, para que provoque a los escuadrones del
Dios viviente?
17:27 Y el
pueblo le respondió las mismas palabras, diciendo: Así se hará al hombre que le
venciere.
17:20 Se
levantó, pues, David de mañana, y dejando las ovejas al cuidado de un guarda,
se fue con su carga como Isaí le había mandado; y llegó al campamento cuando el
ejército salía en orden de batalla, y daba el grito de combate.
17:21 Y se
pusieron en orden de batalla Israel y los filisteos, ejército frente a
ejército.
17:22
Entonces David dejó su carga en mano del que guardaba el bagaje, y corrió al ejército;
y cuando llegó, preguntó por sus hermanos, si estaban bien.
17:23
Mientras él hablaba con ellos, he aquí que aquel paladín que se ponía en medio
de los dos campamentos, que se llamaba Goliat, el filisteo de Gat, salió de
entre las filas de los filisteos y habló las mismas palabras, y las oyó David.
17:24 Y
todos los varones de Israel que veían aquel hombre huían de su presencia, y
tenían gran temor.
17:25 Y cada
uno de los de Israel decía: ¿No habéis visto aquel hombre que ha salido? El se
adelanta para provocar a Israel. Al que le venciere, el rey le enriquecerá con
grandes riquezas, y le dará su hija, y eximirá de tributos a la casa de su
padre en Israel.
17:26
Entonces habló David a los que estaban junto a él, diciendo: ¿Qué harán al
hombre que venciere a este filisteo, y quitare el oprobio de Israel? Porque
¿quién es este filisteo incircunciso, para que provoque a los escuadrones del
Dios viviente?
17:27 Y el
pueblo le respondió las mismas palabras, diciendo: Así se hará al hombre que le
venciere.
17:49 Y
metiendo David su mano en la bolsa, tomó de allí una piedra, y la tiró con la
honda, e hirió al filisteo en la frente; y la piedra quedó clavada en la
frente, y cayó sobre su rostro en tierra.
17:50 Así
venció David al filisteo con honda y piedra; e hirió al filisteo y lo mató, sin
tener David espada en su mano.
17:51
Entonces corrió David y se puso sobre el filisteo; y tomando la espada de él y
sacándola de su vaina, lo acabó de matar, y le cortó con ella la cabeza. Y
cuando los filisteos vieron a su paladín muerto, huyeron.
17:52
Levantándose luego los de Israel y los de Judá, gritaron, y siguieron a los
filisteos hasta llegar al valle, y hasta las puertas de Ecrón. Y cayeron los
heridos de los filisteos por el camino de Saaraim hasta Gat y Ecrón.
EL REY SAÚL
SIENTE CELOS DE DAVID Y PLANEA MATARLO.
EN ESTA
NAVIDAD, UN VALOR PARA RESALTAR: LA LEALTAD. LA HISTORIA DE DAVID Y JONATÁN.
Citas
Bíblicas. 1Samuel 18: 1- 5, 20: 1 - 42 Y 2 Samuel 1: 1- 27. DRAMATIZACIÓN.
PRIMERA
ESCENA: EL PACTO DE AMISTAD.
Saúl: Ven
hijo Jonatán para que conozcas al joven David, que hoy nos visita.
Jonatán:
Bienvenido a palacio David, desde ahora eres mi amigo; y nuestra amistad durará
por muchos años; veo como haz agradado a mi padre.
Y se
abrazaron.
Jonatán:
Toma David amigo mío. Estas son mis pertenencias: Mi manto, mis ropas reales,
mi espada, mi arco y mi talabarte. Son tuyas ahora.
David. Que
buen amigo eres Jonatán, seguro, no te voy a defraudar. Volveré muy pronto,
sabes que el Filisteo me espera para la batalla.
Jonatán: Haz
regresado triunfante mi amigo David, felicitaciones, mataste al gigante Goliat.
David:
Jehová, El Dios de los ejércitos ha peleado por mí.
Jonatán: Mi
padre no está muy orgulloso de ti David y escucha lo que se canta en las calles
salieron las mujeres de todas las ciudades de Israel cantando y danzando, para
recibir al rey Saúl, con panderos, con cánticos de alegría y con instrumentos
de música.
Y cantaban
las mujeres que danzaban, y decían: Saúl hirió a sus miles, Y David a sus diez
miles.
Y se
enojó mi padre en gran manera, y le
desagradó este dicho, y dijo: A David dieron diez miles, y a mí miles; no le
falta más que el reino.
David: No es
mi intensión mi amigo Jonatán, estar en contra de tu padre el Rey Saúl, no he
provocado yo esto.
Saúl: David,
ven cerca de mí, ya que el espíritu me atormenta; y toca el arpa como solo tú
sabes hacerlo. Lo miraba con odio y de un momento a otro tiró la lanza contra
David, luego lo volvió a hacer.
David: Rey
Saúl que pasa contigo, por qué esa violencia, si yo nada he hecho contra ti.
SEGUNDA
ESCENA: DAVID HUYE A NAIOT EN RAMÁ.
David: ¿Qué
he hecho yo? ¿Cuál es mi maldad, o cuál mi pecado contra tu padre, para que
busque mi vida?
Jonatán: En
ninguna manera; no morirás. He aquí que mi padre ninguna cosa hará, grande ni
pequeña, que no me la descubra; ¿por qué, pues, me ha de encubrir mi padre este
asunto? No será así.
David: Tu
padre sabe claramente que yo he hallado gracia delante de tus ojos, y dirá: No
sepa esto Jonatán, para que no se entristezca; y ciertamente, vive Jehová y
vive tu alma, que apenas hay un paso entre mí y la muerte.
Jonatán: Lo
que deseare tu alma, haré por ti.
David: He
aquí que mañana será nueva luna, y yo acostumbro sentarme con el rey a comer;
mas tú dejarás que me esconda en el campo hasta la tarde del tercer día.
Si tu padre
hiciere mención de mí, dirás: Me rogó mucho que lo dejase ir corriendo a Belén
su ciudad, porque todos los de su familia celebran allá el sacrificio anual.
Si él
dijere: Bien está, entonces tendrá paz tu siervo; más si se enojare, sabe que
la maldad está determinada de parte de él.
20:8 Harás,
pues, misericordia con tu siervo, ya que has hecho entrar a tu siervo en pacto
de Jehová contigo; y si hay maldad en mí, mátame tú, pues no hay necesidad de
llevarme hasta tu padre.
Jonatán:
Nunca tal te suceda; antes bien, si yo supiere que mi padre ha determinado
maldad contra ti, ¿no te lo avisaría yo?
David:
¿Quién me dará aviso si tu padre te respondiere ásperamente?
Jonatán:
Ven, salgamos al campo.
Jonatán:
¡Jehová Dios de Israel, sea testigo! Cuando le haya preguntado a mi padre
mañana a esta hora, o el día tercero, si resultare bien para con David,
entonces enviaré a ti para hacértelo saber.
Pero si mi
padre intentare hacerte mal, Jehová haga así a Jonatán, y aun le añada, si no
te lo hiciere saber y te enviare para que te vayas en paz. Y esté Jehová
contigo, como estuvo con mi padre.
Y si yo
viviere, harás conmigo misericordia de Jehová, para que no muera,
Y no
apartarás tu misericordia de mi casa para siempre. Cuando Jehová haya cortado
uno por uno los enemigos de David de la tierra, no dejes que el nombre de
Jonatán sea quitado de la casa de David.
Jonatán:
Requiéralo Jehová de la mano de los enemigos de David.
Jonatán:
David jura otra vez, hazlo por el amor
de hermanos que hay entre los dos.
Jonatán:
Mañana es nueva luna, y tú serás echado de menos, porque tu asiento estará
vacío.
Estarás,
pues, tres días, y luego descenderás y vendrás al lugar donde estabas escondido
el día que ocurrió esto mismo, y esperarás junto a la piedra de Ezel.
Y yo tiraré
tres saetas hacia aquel lado, como ejercitándome al blanco.
Luego
enviaré al criado, diciéndole: Ve, busca las saetas. Y si dijere al criado: He
allí las saetas más acá de ti, tómalas; tú vendrás, porque paz tienes, y nada
malo hay, vive Jehová.
Más si yo
dijere al muchacho así: He allí las saetas más allá de ti; vete, porque Jehová
te ha enviado.
En cuanto al
asunto de que tú y yo hemos hablado, esté Jehová entre nosotros dos para
siempre.
TERCERA
ESCENA: LA COMIDA CON EL REY SAÚL.
Saúl: ¿Por
qué no ha venido a comer el hijo de Isaí hoy ni ayer?
Jonatán:
David me pidió encarecidamente que le dejase ir a Belén,
Diciendo: Te
ruego que me dejes ir, porque nuestra familia celebra sacrificio en la ciudad,
y mi hermano me lo ha mandado; por lo tanto, si he hallado gracia en tus ojos,
permíteme ir ahora para visitar a mis hermanos. Por esto, pues, no ha venido a
la mesa del rey.
Saúl: Con
ira: Hijo de la perversa y rebelde, ¿acaso no sé yo que tú has elegido al hijo
de Isaí para confusión tuya, y para confusión de la vergüenza de tu madre?
Porque todo
el tiempo que el hijo de Isaí viviere sobre la tierra, ni tú estarás firme, ni
tu reino. Envía pues, ahora, y tráemelo, porque ha de morir.
Jonatán:
¿Por qué morirá? ¿Qué ha hecho?
Saúl: le
arrojó una lanza para herirlo;
Jonatán:
Ahora entendió que mi padre está resuelto a matar a David.
Jonatán: No
comeré pan en la mesa con mi padre el segundo día de la nueva luna; porque
tengo dolor a causa de David..
CUARTA
ESCENA: AVISO DE JONATÁN A DAVID DEL PELIGRO DE MUERTE.
Jonatán: Ven
muchacho vamos al campo Y Corre y busca las saetas que yo tirare. ¿No está la
saeta más allá de ti?
Jonatán:
Corre, date prisa, no te pares.
Muchacho:
Aquí están las saetas Señor
Jonatán:
Toma estas armas. Vete y llévalas a la ciudad.
David: se
inclinó tres veces postrándose hasta la tierra; y besándose el uno al otro,
lloraron el uno con el otro; y David lloró más.
Jonatán:
Vete en paz, porque ambos hemos jurado por el nombre de Jehová, diciendo:
Jehová esté entre tú y yo, entre tu descendencia y mi descendencia, para
siempre.
QUINTA
ESCENA: DAVID RECUERDA CON TRISTEZA A
SAÚL Y A SU AMIGO JONATÁN.
David: ¡Cómo
han caído los valientes!
Hijas de
Israel, llorad por Saúl,
¡Cómo han
caído los valientes en medio de la batalla!
¡Jonatán,
muerto en tus alturas!
Angustia
tengo por ti, hermano mío Jonatán,
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